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Bandeirante,... espíritu y territorio

La pobreza de los tiempos coloniales jamás llevaría a imaginar la pujanza y el dinamismo económico, social y cultural, que son características de São Paulo. ¿Quién construyó toda esa riqueza?

En primer lugar, lo que se pueda llamar de "espíritu bandeirante" de São Paulo. Lo que es notable desde los primeros tiempos coloniales es que, en un territorio inhóspito, una población escasa de colonos portugueses intensamente mezclada a las poblaciones indígenas nativas y, más tarde, a los esclavos africanos para formar este mundo de mamelucos, cafuzos y mulatos de la capitanía y después provincia colonial - fuese capaz, movida por el gusto de la aventura y la ambición, de sustentar un emprendimiento de bulto y tan osado como la organización de las "bandeiras", que resultarían en la redefinición del territorio nacional en sus fronteras actuales. Es esa población cabocla, esencialmente mestiza, que mantuvo por tres siglos la cultura tradicional paulista, la cultura "caipira" (del campo) encontrada aun en el interior del Estado.

Pero se equivoca quien ve en esa cultura una forma de "atraso". Hecha de lealtad mezclada a una tranquila y mañosa astucia, ésta es una cultura de hombres y mujeres que siempre supieron aprovechar las circunstancias, como instrumento de su propia sobrevivencia, en las condiciones de penuria proverbial que siempre fueron, hasta el siglo XIX, las de la provincia paulista. Es sobre esa cultura tradicional que viene a injertarse, en la segunda mitad del siglo, la inmigración que imprimiría a la vida de São Paulo su dinamismo insuperable.


¿Cuál es la base de la mezcla cultural del paulista? La respuesta correcta es: ¡el Mundo! Después de todo, en el inicio de la inmigración, hombres y mujeres de más de 60 países se establecieron en São Paulo, en busca de oportunidades.



Ellos fueron aquí recibidos porque la provincia paulista necesitaba de mano de obra para la agricultura del café y, actualmente, se estima que São Paulo sea la tercera mayor ciudad italiana del mundo, la mayor ciudad japonesa fuera del Japón, la tercera mayor ciudad libanesa fuera de Líbano, la mayor ciudad portuguesa fuera de Portugal y la mayor ciudad española fuera de España. La mezcla de razas, etnias y culturas se acentuó con el correr del tiempo y marcó profundamente la vida cultural, social y económica de la ciudad.

El final del siglo XIX e inicio del siglo XX fue un período de transformaciones mundiales. Guerras y revoluciones resultaban en desempleo y hambre en Europa. Poblaciones enteras se iban para lejos de sus tierras, buscando refugio de las persecuciones étnicas, políticas y religiosas. Las informaciones de la existencia de una tierra nueva y llena de oportunidades llegaban mucho más allá de los mares.

Había por lo tanto, además de los portugueses aquí presentes desde el descubrimiento, y los negros africanos, obligados a cruzar el Atlántico como esclavos, otros para atraer para la colonización de Brasil.

Con una prudente política migratoria, los monarcas brasileños trataron de atraer nuevos inmigrantes, ofreciéndoles lotes de tierras para establecerse como pequeños propietarios agrícolas. Después, con la abolición de la esclavitud en 1888, la opción fue la inmigración en masa para sustituir el trabajo esclavo.

Los inmigrantes eran embarcados en la tercera clase de los navíos y venían instalados en las bodegas de los vapores, donde la superocupación y las precarias condiciones favorecían la proliferación de enfermedades, de modo no muy diferente de los navíos negreros. La diferencia era que, ahora, ya no se trataba de transportar esclavos para Brasil. Muchos inmigrantes murieron durante el trayecto. Desde Europa hasta el puerto de Santos, el viaje demoraba hasta 30 días. El Gobierno, apoyando la importación de mano de obra, los recibía en alojamientos provisorios.

A partir de 1887, pasaron por el complejo de la Hospedería del Imigrante, en São Paulo, cerca de 3 millones de personas.

La Hospedería tenía alojamientos, comedores, sala para recién-nacidos, enfermería y hospital. El conjunto abrigaba la Agencia Oficial de la Colonización y del Trabajo responsable por el direccionamiento de las familias para las labranzas en el interior. A partir de 1930 la Hospedería pasa a atender también al movimiento migratorio interno, o sea que todo y cualquier trabajador provenientes de otros estados de Brasil serán recibidos y atendidos.

Hoy en día, el complejo abriga el Museu da Imigração que reconstituye la saga de los inmigrantes y presta un justo homenaje a aquellos héroes anónimos que ayudaron a construir el estado paulista. En el cambio del siglo el inmigrante representaba la mayoría entre los trabajadores paulistas. En 1901 el Estado contaba con cerca de 50 mil trabajadores en la industria, siendo que, menos del 10%, eran brasileños. La mayoría absoluta era de italianos, seguidos de portugueses, españoles, alemanes y poloneses, entre otros. Cada inmigrante tenía un buen motivo para aventurarse en ese entonces, en una tierra tan desconocida pero tan llena de esperanza.

Portugueses
Responsables por el descubrimiento de la nueva tierra y sus primeros colonizadores, los portugueses vinieron para Brasil desde los primeros tiempos de su existencia.

Mezclándose aquí a las poblaciones indígenas y después, a los esclavos africanos, vinieron a constituir el fundamento de esta cultura mestiza que entendemos como brasileña.
Después de la Independencia y a lo largo del siglo XIX, las dificultades que vivían en Portugal, principalmente debido a la pobreza del país, que sucesivamente perdía sus territorios de ultramar y se envolvía en nuevas guerras coloniales, motivaron a que los portugueses se interesasen nuevamente por Brasil, siendo la lengua un atractivo a más para la inmigración que continuó durante todo el siglo XX.

Esos inmigrantes actuaron en varias áreas, pero fue principalmente en el comercio que la colonia portuguesa se dio a conocer.


EspañolesLa presencia española en Brasil es muy antigua. Sin embargo, la gran onda migratoria de millares de personas tuvo lugar al final del siglo XVIII para el trabajo en el cultivo del café. En esta época llegan los andaluces y en una segunda etapa, los catalanes, vascos y valencianos.
Los españoles fueron los que más se concentraron en el estado paulista. El censo de 1920 reveló que 78% de los españoles vivían en São Paulo

Italianos
La inmigración en masa italiana empezó poco después de la unificación de Italia, en 1871. La primera grande entrada de inmigrantes fue destinada a las haciendas de cultivo de café en el interior paulista. Junto con los españoles, los italianos substituyeron a los negros en las plantaciones

Con promesas de tierra y buenos sueldos, los inmigrantes comenzaron a decepcionarse con la realidad que encontraban. Muchos salieron de las haciendas para el centro de la ciudad y comenzaron a trabajar en las fábricas y en el comercio.

Los primeros grandes industriales de São Paulo - los Matarazzo, los Crespi - formaron el grupo de los "condes italianos", perdiendo el título solamente décadas después.

La marca de ese pueblo no quedó únicamente en la economía. Los inmigrantes italianos influenciaron fuertemente los hábitos alimenticios en las regiones en que se radicaron. El macarrón, la pizza y el vino fueron rápidamente asimilados y adoptados por el paulista.

Japoneses
Los primeros japoneses llegaron a Brasil en 1908.

Eso fue posible gracias a un proyecto de inmigración subsidiada. En la época, aun carente de mano de obra, Brasil encontraba dificultad con el gobierno de Italia para la inmigración de italianos.

Los japoneses se concentraron en el estado de São Paulo. Inicialmente fueron destinados a las haciendas de café, pero poco a poco se hicieron pequeños y medios propietarios rurales. Diferente de otros inmigrantes que, con el pasar de los años, cambiaron la zona rural por la ciudad, los japoneses permanecieron en las actividades rurales y diversificaron la producción de hortalizas, frutas y productos de granja.

Alemanes
Después de la independencia de Brasil, los primeros inmigrantes alemanes comenzaron a llegar a suelo brasileño. Durante más de 100 años entraron en Brasil más de 250 mil inmigrantes.

Si comparada al número de italianos y japoneses, la inmigración de alemanes, principalmente para el estado de São Paulo es pequeña. Pero es en los años 30, debido a las persecuciones nazistas en Alemania, que el flujo de inmigrantes comienza a aumentar de forma considerable.

En São Paulo, los alemanes, principalmente los judíos, se fijan en barrios étnicos como Bom Retiro y Santo Amaro. La colonia se concentró en las actividades comerciales e industriales

Negros
Además de trabajar como esclavos en la época que el Brasil era colonia, la población negra produjo gran parte del café en São Paulo, producto que consolidó la industrialización del Estado. Los negros también implantaron la carretera de hierro en el Interior paulista.

Para hablar sobre la contribución de los negros para el crecimiento de São Paulo exige un zambullido en la historia del Brasil. Llegaron como esclavos, en 1.530, y se mantuvieron en esta situación durante 358 años, hasta 1.888, con la abolición de la esclavitud.

Trabajaron intensamente en la producción de caña-de-azúcar, que del siglo XVIII para el XIX fue sustituida por las plantaciones de café. La fuerza esclava también fue usada en la extracción de oro y diamantes en las regiones de Goiás, Mato Grosso y Minas Gerais, en el Brasil Colonial, y en diversas otras áreas. Durante tres siglos y medio, la población negra no sólo ayudó a construir el Brasil, como clavó sus cimientos económicos para la industrialización, sobre todo en el Estado de São Paulo, cuyo gran impulso industrial viene con la producción y comercio del café, que ayudaron a que el Estado acumulase un gran volumen de capital, principalmente en el Vale do Paraíba.

En los siglos XIX y XX São Paulo se transforma en el mayor productor de café del mundo, lo que ayuda a equilibrar la balanza comercial brasileña durante mucho tiempo. "El capital usado para construir las industrias vino del café, que fue plantado y cosechado por los brazos de los esclavos negros. En los últimos años de esclavitud, la población negra trabajaba semanas enteras, sin sábados y domingos, llegando a 16 horas por día en el Vale do Paraíba. Los señores del café hacían esto porque sabían que la esclavitud tenía poco tiempo aún, y por ello maximizaban la producción, con el trabajo pesado de los esclavos. Cuando los inmigrantes llegaron, principalmente los italianos, ya encontraron esta situación ", cuenta el profesor universitario Hélio Santos, maestre en Finanzas y doctor en Administración por la Facultad de Economía de la USP, y autor del libro "A Busca de Um Caminho para o Brasil".

Todos los inmigrantes que comenzaron a llegar al País a mediados del siglo XIX contribuyeron para el crecimiento de São Paulo "mas los negros fueron los que colaboraron durante más tiempo, sin recibir nada. Y los italianos, cuando los sustituyen en las labranzas, pasan a ser asalariados". Sumándose a eso, el proceso de inmigración tenía también un cuño de blanqueamiento de la población brasileña. La ideología dominante de aquella época creía que el desarrollo y la modernidad de la sociedad sería el producto del crecimiento de la población blanca en prejuicio de los negros e indios.

En 1824, dos años después de la Proclamación de la Independencia, en la ciudad de São Leopoldo, en Rio Grande do Sul, los alemanes tuvieron derecho a las tierras y exigieron que en las escuelas se continuase enseñando el alemán. "Para Brasil fue fundamental la llegada de los alemanes. Fíjese en la riqueza que hay", atenta Santos, observando que el Estado sacó dinero del presupuesto y lo invirtió en esa colonia. "En el pasado, hubo políticas que beneficiaron grupos étnicos que no eran negros. Eran italianos, japoneses, alemanes y suizos. Por eso es que, en gran parte, los descendientes de estos grupos hoy están bien. Pues la situación de quien vino como inmigrante es totalmente diferente de aquel que vino como esclavo. Esta desigualdad tan clara contribuye para la existencia de dos brasiles", afirma Hélio Santos.

Emigrantes
Para entender mejor los contrastes y la mezcla de culturas del Estado de São Paulo hay que hablar de la migración. Aquí el turista más desavisado se sorprende con la extraña combinación del "feijão-de-corda" con e l "pão-de-queijo" que, por a su vez, conviven en total armonía con el "forró" y la música del interior. Todo eso regado a un buen asado con mate.

En São Paulo hay un pedacito de Brasil con su acento y culinarias variadas. Al final, el Estado de São Paulo se transformó en uno de los más importantes polos de atracción de flujos migratorios.

El desarrollo rápido de la región, la oportunidad de empleo y el sueño de una vida mejor transformaron esa tierra en lo que es hoy: una Torre de Babel. En una estadística de 1959 se pudo constatar que el proceso migratorio para São Paulo comenzó en 1901. En aquel primer año, el registro de entrada de nacionales al Estado de São Paulo llegó al número de 1.434 personas. En ese mismo período, el número de extranjeros aportados en São Paulo fue de 70.348 personas. Pero en 1923 se empieza a intensificar el flujo de los del nordeste del país, los de Minas Gerais y los de Rio de Janeiro para São Paulo.

En 1935, el gobierno de Armando Salles de Oliveira decide estimular la migración para São Paulo, con el objetivo de suplir la labranza de mano-de-obra. Por iniciativa de aquel gobierno fue estipulada, por el sistema de contratos con compañías particulares, la introducción de trabajadores mediante la siguiente subvención: pago de pasaje, equipaje y un pequeño salario para la familia. Las firmas contratadas por el gobierno para traer trabajadores de otros Estados pasan a operar con ahínco en el Nordeste del país y en el Norte del Estado de Minas Gerais. En 1939 el Departamento de Inmigración y Colonización fue reorganizado y creó la Inspectoría de Trabajadores Emigrantes cuya finalidad era la de sustituir las empresas particulares en el trabajo de migración subsidiada. Cuando las familias llegaban a São Paulo eran recibidas en la Hospedería del Inmigrante y distribuidas por el Estado. Con el estímulo dado por el gobierno, las entradas pasaron a ser macizas, alcanzando, en 1939, la casa de los 100 mil

Durante el período de 1941 a 1949 sólo el Departamento de Inmigración y Colonización de São Paulo hizo llegar a la labranza del Estado, 399.937 trabajadores procedentes de otros Estados de Brasil.



En esta época, en Europa era la II Guerra Mundial y la inmigración de europeos se redujo drásticamente. Los 12 municipios que recibieron el mayor número de emigrantes (399.927) fue Presidente Prudente, Rancharia, Marília, Martinópolis, Andradina, Presidente Venceslau, Santo Anastácio, Pompéia, Valparaiso, Araçatuba y Presidente Bernardes. Mas en las décadas de 1950 y 1960 se nota la efectiva industrialización del Estado y la consecuente apertura de un mercado de trabajo de dimensiones amplias, una vez que el proceso de crecimiento industrial, por sus efectos multiplicadores da lugar a una sustancial ampliación del sector terciario. La migración en 1950 presentaba el siguiente cuadro: Minas Gerais contribuyó con casi 50% del flujo. Bahia es el Estado que más contribuyó después de Minas Gerais, con el 17,56% del flujo. Solamente estos dos Estados representaban el 65,04% del flujo total. Emigrantes de Pernambuco, Alagoas, Ceará, Sergipe, Paraíba, Rio Grande do Norte y Piauí representaban menos de 15%.

El hecho de Minas Gerais ser un Estado vecino de São Paulo, es un buen motivo para el gran flujo migratorio. El aumento de la migración del Nordeste se debe, en gran parte, a las secas de la región en la década de 1950 y al término de la carretera Rio-Bahia en 1949. Por esta carretera surgió el "pau-de-arara", transporte de emigrantes en camiones de carga, precariamente adaptados para el transporte de seres humanos. Los emigrantes se esparcieron por todo el Estado, mas la Región Metropolitana de São Paulo fue el área que atrajo el mayor número de migraciones, un 56,6% del crecimiento de la población de la región en los años 1960-1970.

El surgimiento del complejo industrial en São Paulo, se dio, sobre todo, a partir de la Segunda-Guerra Mundial, y de forma más acentuada durante y tras la década de 1950, cuando el proceso de sustitución de importaciones surge como uno de los principales factores del desarrollo industrial de la región.

Con el pasar de los años, la migración empieza a disminuir. En los años 60, llegaban a la ciudad 128 mil emigrantes por año; a partir de 1980 el promedio anual cae para los 68 mil, según datos del Seade.

Sea para huir de la sequía o tras el sueño de una vida mejor y del mejor centro educacional del País, en fin, cada uno que llega a São Paulo tiene un motivo. Sin embargo, todos adoptaron esa tierra como su hogar y esa tierra, en contrapartida, recibió no solo a complejos problemas urbanos mas, principalmente, ganó la fuerza del trabajo de una gente con mucha determinación y, sobre todo, con la infinita riqueza de varias culturas.
















nota: información rescatada de páginas oficiales del gobierno de Sau Paulo***









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