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Foresta,... madera y alimento




Los indios de la Amazonia viven desde hace siglos de la agricultura migratoria, la pesca, la caza y la recolección de productos forestales. En la zona de transición entre el bosque amazónico y el «cerrado» (sabana), los indios kayapo han plantado algunas especies autóctonas, con el objetivo, entre otras cosas, de aumentar sus fuentes de productos madereros y no madereros

La ocupación portuguesa del Brasil se inició hacia 1500. Mucho tiempo después de la llegada de los pobladores blancos, el caucho y las castañas de Pará se convirtieron en los primeros productos forestales no madereros de la Amazonia explotados en gran escala con fines comerciales. La mano de obra necesaria para extraer el caucho del Hevea brasiliensis en los bosques autóctonos fue reclutada sobre todo en el nordeste del Brasil. Más de medio millón de personas inmigraron a la Amazonia a partir de 1840 para trabajar como caucheros. El mestizaje de estos colonizadores y sus descendientes con los indios, y su adaptación a las condiciones locales, dieron origen a nuevas comunidades, principalmente de caboclos o pueblos ribereños (Franco, 1995). A pesar de los repetidos enfrentamientos en el pasado entre estas nuevas comunidades y los indios, las primeras aprendieron de los segundos diversas técnicas y conocimientos sobre el bosque, las plantas, los cultivos, la flora y fauna silvestres, la pesca, la agricultura migratoria, las plantas medicinales, etc.

Todavía hoy, la población rural de la Amazonia (sobre todo caboclos e indios) depende en gran medida de los recursos forestales, y en particular de los productos no madereros, que utiliza para obtener alimentos, ropa, refugio, etc. En la época precolombina, los indios tenían una capacidad limitada para cortar árboles con sus instrumentos primitivos. Para construir sus viviendas, utilizaban pequeñas cantidades de madera dura y abundantes palos, troncos de palmera partidos (y no aserrados), hojas y fibra de palma y lianas finas. Poco después de la llegada de los primeros portugueses, los indios tuvieron acceso a instrumentos mejores, como machetes y hachas, y más recientemente, en algunos casos, sierras mecánicas. Con ellos, los indios y caboclos aumentaron considerablemente el número de especies explotadas con fines tanto de subsistencia como comerciales.

Los árboles y arbustos de los bosques ribereños contribuyen tanto al sustento de la población local, que consume sus frutos y hojas, como al mantenimiento de condiciones ambientales idóneas. En los bosques de las tierras bajas y altas, frutas y semillas o nueces comestibles, flores e insectos aseguran a los animales silvestres parte de su alimentación. Muchas comunidades amazónicas -en particular las que mantienen sus antiguas tradiciones- dependen de la caza y pesca que practican con el debido respeto de los principios de la sostenibilidad. Cuando estas tradiciones se pierden o ignoran, la caza y la pesca adquieren un carácter cada vez más perjudicial y destructor para la base de recursos

Las comunidades tradicionales de la Amazonia practican la agricultura migratoria y aprovechan el período de barbecho entre los ciclos del cultivo para obtener los productos deseados. ...El cultivo de árboles frutales se limita a especies que dan fruto en el primer o segundo año, como la papaya y variedades precoces de chonta que son desconocidas entre otras tribus más sedentarias

En esa misma región, los secoya cambian con menos frecuencia el emplazamiento de sus aldeas. En las parcelas de roce y quema, plantan árboles frutales y palmeras que dan fruto al cabo de tres o cuatro años. Estos árboles continúan creciendo durante el barbecho, y los secoya regresan periódicamente a estas tierras para cazar y recoger frutos. Esa práctica es un primer paso hacia la ordenación mediante el barbecho forestal.

La plantación de árboles (por ejemplo, chontas) en las parcelas quemadas o en los barbechos recientes es uno de los sistemas de las diversas tribus para adquirir derechos de usufructo, los cuales dan a quien planta los árboles preferencia para cortar, quemar y utilizar el antiguo barbecho en un nuevo ciclo agrícola.

Los indios bora de la Amazonia peruana mejoran algunas de sus parcelas quemadas con árboles frutales y de usos múltiples que viven muchos años. Los bora practican también ocasionalmente la escarda y el aclareo selectivos para facilitar el crecimiento de especies madereras valiosas en estos barbechos, como la caoba y el cedro de España. Los bora visitan cada cierto tiempo estos barbechos para recoger productos destinados al consumo local. La madera comercial y los excedentes de fruta se venden.

No lejos de Iquitos, en la Amazonia peruana, los tanshiyacu practican una ordenación intensiva mediante el barbecho forestal para obtener productos comerciales. En las parcelas quemadas plantan algunas de las especies que también utilizan los indios bora y otras especies perennes como el castaño de Pará, el anacardo y el yuyu chonta ( En Iquitos se venden frutos, palmitos, carne y pieles de animales cazados, y carbón vegetal. que se produce cuando se desbroza e] antiguo barbecho (con una antigüedad de 25 a 50 años) para destinarlo a la agricultura temporal.

En la cuenca hidrográfica del Cajari (Amapá occidental, en la Amazonia brasileña), los agricultores ribereños siembran castañas de Pará en sus campos temporales a poca distancia del lugar donde habitan. De este modo se evitan largos viajes hasta las grandes masas de castaños de Pará, mucho más antiguas, situadas más allá de los rápidos del río.

Sin embargo, la explotación forestal destructiva es cada vez más frecuente en la Amazonia. Algunas especies de árboles pueden considerarse ya en peligro c sometidas a una grave erosión genética como el palo rosa, rico en linalol, árboles de corteza medicinal y árboles que producen resinas o aceites resinosos comerciales Las masas de yuyu chonta o palma de rosario están sometidas a una excesiva explotación local y a veces se cortan bosquecillos enteros para aprovechar el palmito.

Por otra parte, se está llevando a cabo una labor de investigación y desarrollo en la Amazonia, y especialmente en los estados de Pará y Amapá donde diversos proyectos impulsados por organizaciones no gubernamentales y universidades - están promoviendo la ordenación de bosques secundarios de marismas con predominio de palmeras Euterpe.

Es necesario fomentar la práctica del barbecho forestal mejorado. consistente en la plantación selectiva de especies perennes en las parcelas quemadas, en zonas fronterizas de la Amazonia donde los recién llegados ignoran su potencial productivo. 

Los recursos de madera comercial de los bosques de las llanuras aluviales del delta del Amazonas y de las tierras - bajas inundadas adyacentes se vienen explotando desde los años sesenta. La extracción de madera ha dejado espacios vacíos, pequeños y grandes, que han sido colonizados por la palmera Euterpe oleracea. Esta especie es muy apreciada por la población local, que aprovecha sus semillas, aceite y ramaje. Las prácticas de ordenación de las comunidades locales ribereñas en esta; masas secundarias han sido objeto de estudios para evaluar su sostenibilidad importancia socioeconómica

En el estado de Maranhão y en el Pará meridional, la palmera de babasú desempeña una función determinante en la economía regional. Esta especie ha formado masas secundaria' prácticamente puras que cubren una superficie de más de 100000 km2 en zonas donde los incendios en suelos de montaña moderadamente fértiles y de una estructura entre buena y excelente habían destruido el bosque primario. Estos lugares son los preferidos para el cultivo migratorio, pero aunque ese proceso ha reducido considerablemente la densidad de las palmeras de babasú (a unas 50 por ha), no las ha suprimido del todo. La quema de las palmeras cortadas proporciona una gran cantidad de ceniza, que asegura el buen rendimiento de los cultivos temporales. Los frutos del babasú se consumen en los hogares o se venden en el mercado. De las pepitas se extrae a escala industrial un aceite que se usa directamente o se transforma en jabón o margarina. La extracción de aceite de babasú constituye la mayor industria en el mundo totalmente basada en una especie silvestre. De la palmera de babasú se obtiene también carbón vegetal de alta calidad y piensos para el ganado vacuno y otros animales domésticos. También existen en otras partes de la Amazonia brasileña bosques secundarios con un predominio importante de babasú

Las comunidades tradicionales de la Amazonia (indios y caboclos) han modificado notablemente el paisaje forestal, ya se trate de bosques primarios o secundarios. La plantación de cultivos anuales durante breves penados en los espacios dejados en los bosques ha favorecido en muchos casos la formación de bosques oligárquicos, es decir dominados por un número muy limitado de especies de árboles. Casi todas estas especies son buenas colonizadoras y crecen fácilmente en tales espacios.

En muchas partes de la Amazonia abundan los bosques antiguos de gran altura con un notable predominio del castaño de Pará, cuyos frutos tienen un gran valor alimenticio y un sabor agradable. Estas características debieron hacer de él uno de los alimentos forestales favoritos de los ocupantes de la región desde época muy remota; otros autores sugieren que casi todas las masas naturales de castaños de Pará fueron plantadas por indios americanos. El agutí es un agente local de la diseminación de castaños de Pará, pero sería muy difícil que semillas viables hubieran podido atravesar los grandes ríos Por ejemplo, algunos castanhais silvestres de la región en torno a Marabá (Pará meridional) parecen ser el resultado de una manipulación más compleja del bosque autóctono por el hombre. En estas masas, todos los castaños de Pará son recientes pero, por otra parte, casi todas las especies de los pisos dominantes, codominantes y dominados producen frutos que sirven de alimento a los seres humanos y los animales silvestres, y una gran parte de las especies del piso inferior son medicinales

Hasta hace poco, la formulación de modelos de desarrollo para la Amazonia implicaba una elección entre un número muy limitado de posibilidades sumamente diversas: mantener los bosques autóctonos en su estado actual, en forma de unidades de conservación; cortar y quemar estos bosques para dejar espacio a la agricultura o la ganadería; convertir los bosques autóctonos en masas ordenadas pero menos diversas, destinadas a la producción de madera y basadas en la regeneración natural y la plantación de mejora; y convertir los bosques autóctonos en bosques de plantación con especies autóctonas o exóticas (por ejemplo, plantaciones forestales en gran escala de Jari para la industria de la pasta y el papel).

El inadecuado apoyo humano y financiero dificulta el mantenimiento y protección de los bosques autóctonos de la Amazonia. Los costos de protección de estos bosques pueden reducirse si la población local desempeña una función importante en la conservación. Las reservas de extracción de la Amazonia han sido creadas por el gobierno brasileño en terrenos boscosos de dominio público para que la población local haga un uso sostenible de los recursos forestales. Estas reservas se establecen en tierras públicas sobre las cuales se conceden derechos colectivos a largo plazo a comunidades que explotan los productos forestales no madereros. Las reservas de extracción concilian el respeto por las formas históricas de ocupación y uso de la tierra con las actividades de desarrollo que tratan de mejorar las condiciones socioeconómicas de la población local, al tiempo que la tarea de conservación de los bosques sigue estando bajo control público. Las reservas de extracción abarcan una superficie de más de 3 millones de hectáreas de la Amazonia brasileña. en la que un 25 por ciento aproximadamente de las tierras presenta condiciones adecuadas para establecer reservas de este tipo.

Antes de la creación de estas reservas, las actividades de extracción se desarrollaban en gran escala para responder a la demanda comercial de productos forestales. Estas actividades producían cuantiosas ganancias a un número limitado de empresas comerciales y familias poderosas, mientras que las comunidades forestales que participaban en el proceso apenas se beneficiaban de ellas

Gracias al establecimiento progresivo de las reservas de extracción con el apoyo de una amplia coalición de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, se ha conseguido que la población local reciba una parte mayor de los beneficios. La Cooperativa Agroextractiva de Xapuri (Acre), fundada en 1989 por caucheros, es un buen ejemplo de ello. La cooperativa paga precios justos por las castañas de Pará a los habitantes de los bosques, quienes se ocupan de la fase inicial de la elaboración, mientras que la fase final está a cargo de la cooperativa, que emplea también a pobladores locales. Las castañas desecadas y envasadas al vacío se venden en el Brasil y en otros países.

En la actualidad, la viabilidad de las reservas de extracción en la Amazonia depende de un número demasiado limitado de productos, básicamente el caucho y las castañas de Pará. La supervivencia a largo plazo de estas reservas está supeditada a la diversificación de actividades de extracción orientadas al mercado (incluida la explotación maderera), la capacitación de la población local en la ordenación sostenida de los bosques y cultivos agroforestales, y el aumento de la participación de la población local en la elaboración y comercialización de los productos. Por ejemplo, el descenso de los precios del látex sin elaborar ha inducido a algunos caucheros a transformar este producto en un «cuero vegetal» con el que se fabrican diversos productos (bolsos, carteras, etc.) que proporcionan un valor añadido considerable, pero cuyas ventas son limitadas.

Hoy en día, las únicas actividades de extracción sostenibles son las relativas a las castañas de Pará y el caucho en los bosques que están bajo el control relativo de las comunidades tradicionales. En el estado de Rondônia, donde se han abierto a la colonización grandes extensiones de bosques, inmigrantes de otras regiones han cortado y vendido bajo el falso nombre de cedrinho muchos castaños de Pará legalmente protegidos y han convertido las tierras en granjas para la cría de ganado vacuno.

Los bosques amazónicos proporcionan una amplia variedad de productos no madereros que han sido explotados por mucho tiempo por los indios y posterior mente, a partir de mediados del siglo pasado, por los colonizadores de la Amazonia. El conocimiento de las especies, de los diversos productos y de su uso representa en sí un recurso importante. Es urgente salvar los conocimientos tradicionales a los que hasta ahora no se ha prestado suficiente atención y reconocer su importancia potencial para el desarrollo de la Amazonia. Estos conocimientos, experimentados desde hace tiempo y adaptados a las condiciones locales, deben protegerse y utilizarse en beneficio de las actividades actuales de desarrollo, ya que pueden ser de gran valor para aumentar la sostenibilidad de la producción y mantener la calidad del medio ambiente.

Muchos errores cometidos en los planes de desarrollo pasados y presentes para la región de la Amazonia podrían haberse evitado si se hubieran hecho más intentos de combinar las tradiciones y técnicas indígenas con los conocimientos y tecnologías científicos. «Antes de encomiar la implantación de una modernidad imposible o impracticable, todos podernos aprender en mayor o menor medida de la antropología cultural»



Información rescatada del estudio titulado “Utilización de productos forestales madereros y no madereros por los habitantes de los bosques amazónicos” escrito porJ.C.L. Dubois .
Jean CL. Dubois es Presidente de la Red Brasileña de Actividades Agroforestales, organización no gubernamental sin fines lucrativos que tiene su sede en Rio de Janeiro, Brasil.


nota: Para  consultar todos los productos vegetales no madereros de la Amazonia recolectados por las comunidades forestales tradicionales identificando su especie, características y aplicaciones, no dejes de consultar este vínculo:  "Amazonía,... vegetales y tradicción"

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